La guerrilla narco en el oeste de Rosario: bandas cada vez más fragmentadas pero con mayor poder de daño.

2022-08-17 09:47:47

La guerrilla narco en el oeste de Rosario: bandas cada vez más fragmentadas pero con mayor poder de daño.

En el oeste de Rosario hubo 41 asesinatos este año. En esa zona se enfrentan facciones de Los Monos y Alvarado. Y en un sector aún más marginal, "paraguayos" y "salteños" se baten por el negocio de la droga. La reducción más simple para llamar los enfrentamientos narco en la ciudad de Rosario fue usar el término “guerra”. Pero esa palabra hoy queda chica, no porque no tenga intensidad en las calles, sino porque se transformó en una “guerrilla” en la que las bandas narco aparecen cada vez más atomizadas y divididas, un efecto que está lejos de debilitarlas, sino que las hace más sangrientas en un negocio que está despojado de un mínimo orden. Esa fragmentación se ve en la propia geografía que está demarcada por la sangre, como en la zona oeste de Rosario, y puntualmente en los barrios Empalme Graneros y Ludueña. Si uno mira el mapa de los homicidios que elabora el Observatorio de Seguridad Pública va a ver que en ese sector de la ciudad está manchado con puntos rojos por los asesinatos y por los heridos con armas de fuego. Se produjeron 41 crímenes en ese sector –de un total de 177–, donde no sólo se enfrentan bandas narco, sino que también hay tensiones internas entre los grupos mafiosos que se dirimen a los tiros. El resultado es que en esos barrios los vecinos están aterrorizados. “No queremos a los pibes en un cajón”, gritó una mujer en la plaza de Magallanes y Vélez Sarsfield en Ludueña, donde vecinos se juntaron el viernes para rezar contra la violencia, en una zona golpeada por los enfrentamientos narco. Cuatro horas después de la advertencia de los vecinos, desamparados ante los disparos que suenan todo el tiempo, los sicarios aparecieron. Cerca de las 20, en Matienzo y Tucumán desde un auto dispararon cuatro tiros contra un hombre que murió en el acto. En el sur apareció otra persona acribillada menos de una hora después. Ludueña y Empalme Graneros son escenarios de una batalla diaria, cotidiana. En los conflictos confluyen varios actores. La pelea es por la venta de drogas, pero por espacios cada vez más reducidos, más pequeños. Esto provoca que los crímenes se multipliquen, que no tengan freno en una zona atravesada por la pobreza y el terror. Hay una disputa que es de fondo entre dos pesados del barrio: Mauro Gérez, aliado de Ariel “Guille” Cantero, y Francisco Riquelme, que pretende manejar ese barrio con el aval de Esteban Alvarado, condenado a prisión perpetua este año. Pero a su vez, Gérez, que está preso en Piñero, acusado de un homicidio, enfrenta un conflicto interno que se tornó áspero desde hace tres semanas y que se hizo visible con ataques a balazos a las casas de su familia. En este submundo aparece otro enfrentamiento, que se da en la pobreza más acuciante del oeste rosarino, en el barrio Los Pumitas, entre las llamadas bandas de “paraguayos” y “salteños”, que en las últimas semanas dejó cuatro muertos, entre ellos dos mujeres. Los salteños, liderados por Daniel Villazón, son más robustos porque tienen además la banca del peruano Julio Rodríguez Granthon, preso actualmente en el penal de Marcos Paz. A su vez, la banda de Los Monos, que tenía un dominio fuerte en el oeste, también está divida. Hoy aparecen cuatro facciones en pugna. Por un lado, está Guille Cantero, que hoy está concentrado en el robo de autos y extorsiones de alto perfil, aunque sigue manejando puntos de venta de drogas. Enfrente está Luciano Cantero, su sobrino e hijo de Lorena Verdún, presa en Ezeiza. Dylan Cantero, aliado de Celestina Contreras, la madre de Guille, encabeza otra rama, mientras que también ejerce presión con una cuarta línea Máximo Ariel “El Viejo” Cantero, a quien el viernes la Prefectura le tumbó un punto de venta de droga, que manejaba desde Piñero y no justamente con un teléfono celular. El fundador de Los Monos se jacta de no usar teléfono móvil. Sus contactos con el mundo exterior son a través de las visitas, en su mayoría femeninas. La zona oeste de Rosario está siendo escenario de un enfrentamiento entre bandas, varias de ellas subsidiarias de Los Monos, lo que hace todo más complejo. La disputa es por fracciones pequeñas, por cuadras donde están ubicadas las bocas de expendio de drogas, pero cuya recaudación es frondosa. Por eso, la semana pasada desde la cárcel de Marcos Paz, Ariel Cantero les pidió a los referentes de estas bandas, como Mauro Geréz, que están presos en el penal de Piñero, que dejen de matarse porque está en juego “el negocio” de la droga, según contó una fuente cercana a la organización criminal. “Nadie acata nada. Se matan por nada”, reflexiona un jefe policial que confiesa que a veces nadie parece descifrar ni tener una explicación lógica de estos borbotones de violencia que aterrorizan a los vecinos. Porque las organizaciones cambian su composición y sus jefes a cada momento, porque hay bajas, es decir, muertos, o por las deslealtades permanentes. “A mi hija la voy a buscar a la parada de colectivo, cuando vuelve de la escuela secundaria, pero yo también estoy co